
El año 2024 quedará marcado para siempre tras uno de los regresos más esperados en la historia del Rock: Linkin Park con la inclusión de su nueva vocalista Emily Armstrong tras el lamentable fallecimiento de Chester Bennington en 2017, un arriesgado experimento lleno de nostalgia y altas expectativas, aceptado por muchos pero también cuestionado por otros, donde nuestro personal punto de vista es positivo, pues abre nuevamente un amplio panorama de posibilidades para la música de la banda californiana.
Y hablando de experimentos, nos queda claro que Linkin Park siempre ha gustado de tomar riesgos; tras su sólido debut en “Hybrid Theory” (2000) y el épico “Meteora” (2003), la banda se consolidaba como uno de los reyes del llamado Nu Metal, sin embargo esto no era suficiente para Mike Shinoda, Chester Bennington y compañía, pues el año 2007 marcaba un antes y un después para la banda tras lanzar “Minutes to Midnight”.
¿Qué podemos escuchar?
Una expansión sonora de la banda para satisfacer sus necesidades musicales, pasando por el Nu Metal, el Rock Alternativo y hasta las baladas, una medida que muchas bandas toman para llegar a nuevos mercados a través de la radio, sin embargo en el caso de Linkin Park el cambio era por motivos personales y musicales, pues en ese entonces la banda era por demás popular dentro y fuera de la radio.
Minutes to Midnight es un trabajo donde podemos escuchar los sentimientos de la banda a través de canciones como “Leave It Out The Rest”, “Shadow Of The Day”, “Valentine’s Day” o “Hands Held High”, tan solo por mencionar algunas, rompiendo con el estereotipo de que las bandas de Metal deben hablar únicamente de temas que evocan a la “rudeza”, la protesta, el odio o la ficción.
Y para hacer más congruente este mensaje, Linkin Park usa a Minutes to Midnight como un vehículo de transición musical donde el poder de sus dos álbumes anteriores queda atrás, presentando un estilo más allegado al Rock Alternativo, pero que no olvida sus raíces que los hicieron diferentes: Sus pasajes rap como en “Hands Held High”, las vocales guturales como en el épico puente de “Given Up”, y por supuesto los super hits como “Bleed It Out”.

Minutes to Midnight: La transición perfecta
Y no es que el poder de la banda se haya acabado, simplemente migró hacia una nueva (y muy rica) combinación de elementos que les permitió crear canciones como “No More Sorrow”, con una potente batería y unos poderosos y simples power chords en las guitarras que complementados con las creativas melodías de Chester Bennington dan origen a lo que sería su nueva declaración de principios.
Nada de esto sería posible sin el finísimo gusto de Mike Shinoda, y la coproducción de Rick Rubin, muy importante productor musical que ha trabajado con artistas de la talla de Slayer, Metallica, Red Hot Chili Peppers, AC/DC, Slipknot, y también grandes artistas de la escena Pop, Rap y Hip-Hop, sin duda Rubin fue la figura perfecta para esta interesante y propositiva transición, que equilibra perfectamente su esencia pesada con la suavidad que exigía el trabajo.
Destacamos la voz de Mike Shinoda, quien se consolidaba como un tremendo y muy completo artista que ahora también cantaba de forma melódica como se le escucha en tracks como “In Between” o “Hands Held High”, canciones que canta completamente solo.

La nostalgia de Minutes to Midnight
Minutes to Midnight es un álbum que nos encanta, pero que al mismo tiempo nos causa un sentimiento de tristeza, pues en algunas de las letras del disco podemos interpretar que Chester Bennington siempre tuvo pensamientos de tristeza como en “Valentines Day”, “Leave Out All The Rest” o “Given Up”.
El disco cierra con “The Little Things Give You Away”, con un intro que refleja la discreta pero importante labor de Joe Han en todo el álbum con sus tornamesas, programación y sampling, además de la incorporación de una larga sección instrumental donde todos los miembros de la banda lucen por medio de un puente que crece poco a poco hasta llegar a una combinación de voces entre Chester y Mike, anunciando el inicio de una nueva era.
Este trabajo queda en la historia del Rock como un parteaguas en la discografía de Linkin Park, donde la creatividad y el hambre por explorar nuevos géneros fungía como base.
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