Hablar de Tool es hablar de autenticidad y originalidad, simplemente no existe banda alguna en el planeta tierra que logre acercarse a su forma de abordar el arte. Cuatro personalidades fuera de serie que se juntaron para dar origen a una de las más exquisitas discografías del Rock y el Metal, que sin temor a equivocarnos podemos afirmar que no existe disco malo de Tool, y que es complicado debatir cuál de ellos es mejor, pues cada uno de sus trabajos cuenta con un nivel altísimo de calidad, digna para los oídos más exigentes.
El día de hoy comentamos Aenima, su segundo disco de estudio y el primero con el bajista inglés Justin Chancellor, quien quedaría de forma permanente en la banda hasta la actualidad. Lanzado en 1995, grabado en Hollywood, California, y producido por el canadiense David Bottrill, quien ha trabajado con importantes bandas del Metal moderno como Muse, Godsmack, Mudvayne, entre muchas otras.
Para muchos críticos y medios como Kerrang o Terrorizer, Aenima fue el mejor disco de Metal en 1996.
¿Qué podemos escuchar en Aenima?
Una original combinación entre el Metal Alternativo, debido a las melodías vocales de Maynard James Keenan, y el Metal Progresivo, debido a los creativos polirritmos de todas y cada una de las canciones. Aenima es un disco impredecible, la banda nos sorprende con pasajes atmosféricos, pesados, progresivos y hasta experimentales, pues después del track “H”, cada canción cuenta con una introducción instrumental como “Useful Idiot”, “Message to Harry Manback”, entre otras, piezas que hasta pudieran ser consideradas como Avant Garde; aquí la magia de escuchar el disco completo y sin pausa, pues Tool nos lleva por un viaje que nos adentra tanto en la oscuridad como en la iluminación de su arte, tal cual se aprecia en la portada del álbum.
Y es que el virtuosismo de Tool en Aenima radica en el poder de su imaginación, donde por medio de un potente groove encontramos una gama de temas con un poder diferente, comenzando con “Stinkfist”, la canción más comercial del disco, la más alternativa, y la más tocada en sus presentaciones en vivo, “Forty Six & 2”, con una ejecución sumamente creativa de bajo y batería, donde inclusive podemos apreciar un solo de Danny Carey, o bien “Hooker With a Penis”, una canción sin miedo de caer en controversias, atrevida, rápida y llena de furia, la más rebelde del álbum.
En cada track se percibe una oscuridad especial, con una excelente producción que le hace justicia: La voz seca en su mayoría, baterías profundas (en especial en los toms), bajos con énfasis en su plumilleo, y con el espacio suficiente hasta para hacer arpeggios, y guitarras con una distorsión moderada que cuando explotan llenan el espectro a su clímax. La producción del disco está hecha para bañar esta oscuridad de forma atmosférica con un acertado uso de reverberación y delays en la mezcla.
Aenima, un sonido que incita a más
De todo menos predecible, el viaje auditivo no para y es tan bueno que la banda se da el lujo de crear prolongados puentes instrumentales como en “Pushit”, jugando con la dinámica del disco para seguir enamorando a los oídos del escucha, sin pretensiones ni empalagamiento, simplemente el corazón de cuatro virtuosas mentes que se dejan llevar por el lenguaje de la música a su más matemática expresión, principalmente en sus inesperados ritmos, como por ejemplo en el intro de “Euology”, una excelente propuesta de diferentes tiempos que terminan por empatar al más puro estilo progresivo.
En Aenima escuchamos a los miembros de la banda más conectados que nunca, totalmente amarrados, casi como si neurológicamente estuvieran en plena sincronía, a tal grado que se dan el lujo de cerrar el álbum con “Third Eye”, una canción de 13 minutos con un groove percusivo que pacientemente se va transformando apoyado de la voz para explotar y cerrar este magnífico álbum, que a pesar de que su duración total es de 77 minutos se siente liviano al oído.
Destacamos la interpretación de Maynard James Keenan en la voz, con ese timbre tan característico, serio y agridulce, que hace al álbum tan sucio como en los picos de “Third Eye”, o tan alternativo como en “Stinkfist”.
El viaje que propone Aenima
Este texto se queda corto con toda la corriente de emociones que Tool nos hace sentir con Aenima… es un álbum que hay que escuchar alguna vez en la vida con los ojos cerrados, enfocando nuestros sentidos y nuestro pensamiento únicamente en su música. Un disco que encaminaba a la banda a su siguiente obra maestra, “Lateralus” que llegaría seis años después.
Cuando pensamos en Rock o Metal progresivo por lo general pensamos en virtuosismo, en la complejidad que proponen bandas como Dream Theater, o en los maravillosos conceptos de Pink Floyd, sin embargo en nuestro top of mind muchas veces Tool no está en las primeras opciones, una banda con una discografía reducida pero llena de propuesta y calidad, cuya complejidad radica en su manera de sentir y expresarse colectivamente como banda.
¿Y tú qué opinas de Aenima? ¡Déjanos tus comentarios!