Ya casi llegamos al primer aniversario de The Rock Review, este sitio dedicado a reseñar los mejores álbumes de Rock de toda la historia, y con motivo de celebración, el día de hoy elegimos uno de los álbumes más aclamados tanto en el Rock Progresivo, como en la historia general de la música, sí, hablamos de “Dark Side Of The Moon” de Pink Floyd, el tercer álbum más vendido en toda la historia de la música después de “Thriller” de Michael Jackson y “Back In Black” de AC/DC, vendiendo más de 50 millones de copias por todo el mundo.
El álbum se construyó basado en una serie de jams que la banda acostumbraba a hacer en vivo, inclusive, el álbum se estrenó en directo mucho antes de su publicación inicial, lo cual nos habla de la química que tenían Roger Waters (Bajo/voz), David Gilmour (Guitarra/voz), Richard Wright (Teclados/Sintetizadores/Voz) y Nick Mason (Batería).
Y es que tanto su hermosa portada, como sus letras transgresoras influyeron para que este trabajo fuera un éxito comercial masivo. Además, “The Dark Side Of The Moon” representa un avance tecnológico en la producción musical, pues se descubrieron técnicas nunca antes aplicadas, muchas de ellas a cargo de Alan Parsons, quien se encargó de la ingeniería del trabajo, y tristemente no fue acreditado oficialmente.
¿Qué podemos escuchar?
Un disco lleno de emociones. Si pudiéramos describir a “The Dark Side Of The Moon” con una sola palabra, sería en definitiva “Emoción”, pues desde su primer track “Speak To Me” la banda juega con la psicología del humano, un intro donde escuchamos latidos de corazón de menos a más, inevitablemente nuestro cerebro entiende que es nuestro corazón y nos transporta plenamente a un panorama desconocido pero intrigante. A pesar de ser un intro muy sencillo, lo consideramos uno de nuestros favoritos debido a la conexión gradual del mismo con el escucha.
“The Dark Side Of The Moon” arranca oficialmente con “Breathe (In The Air)”, con una calma y mesura que al cerrar los ojos ilustra una serie de visuales lentos y relajantes que poco a poco se van empoderando con los sintetizadores de Richard Wright, para después abrir paso al track instrumental “On The Run”, representando la relación del humano con la tecnología y el futuro por medio de una serie de secuencias creadas artesanalmente con la manipulación de un Synthi-A, otorgándole al trabajo un toque de experimentación muy futurística.
Después de esta gran entrada, el disco abre paso a “Time”, continuando con la experimentación y jugando con la consciencia del humano con una serie de relojes sonando en modo de alarma al mismo tiempo, algo que inevitablemente crea tensión, misma que posteriormente se convierte en misterio gracias a las largas notas cargadas de reverberación por parte de la guitarra de Gilmour, explotando con un tema muy rockero que le da movimiento al disco, y donde destacamos el largo solo de guitarra, que guarda calma y fluye con la canción.
El clímax de The Dark Side Of The Moon
Todo va de maravilla y repentinamente llega “The Great Gig In The Sky”, un track lleno de melismas a cargo de Clare Torry, una muestra clara de que no hacen falta palabras para expresar mediante la música la explosión de un sentimiento profundo, similar a una ruleta rusa de emociones que empieza desde lo más bajo, para después subir a lo más profundo del cielo y aterrizar con calma.
Posteriormente al clímax del disco, Pink Floyd retoma el Rock por medio de uno de los riffs de bajo más aclamados de la historia, sí, hablamos de “Money”, una canción cuyos tiempos son muy interesantes de analizar, pues son todo lo contrario a cuadrados, poniendo su Rock Progresivo en lo más alto de las élites, y dándole variedad al disco con la inclusión de un solo de saxofón que poco a poco se hace más intenso y termina por intercambiar roles con la guitarra, simplemente impresionante.
Al terminar tremendo hit, regresamos a la experimentación con “Us And Them”, una canción llena de texturas suaves que cuando explota toma el segundo clímax de “The Dark Side Of The Moon”, creando una serie de dinámicas muy divertidas de escuchar, pues las intensidades juegan su papel de la forma más épica posible. Y casi sin darnos cuenta de repente escuchamos “Any Color You Like”, otro track instrumental donde la banda acompaña a Richard Wright y David Gilmour en una muy interesante creación de atmósferas con sintetizador y guitarras bañadas de delay y efectos, algo que para la época era sorprendente y alucinante, dando por sentado su atracción por la psicodelia.
The Dark Side Of The Moon, una obra de arte
Roger Waters se encarga de cerrar el álbum con “Brain Damage”, una canción que se percibe inocente y curiosa, que de forma ilegal hizo uso del arpegio de guitarra de “Dear Prudence” de The Beatles; Waters hace una reflexión de la salud mental de su antiguo compañero de banda, Syd Barrett, quien terminó por afectar su vida debido a las drogas. La canción se combina con “Eclipse” para cerrar con broche de oro con frases poderosas, y de nueva cuenta el latido del corazón que vuelve a jugar con la psicología del humano. Un cierre realmente épico.
“The Dark Side Of The Moon” nos vuelve locos, nos encanta la participación equitativa de todos los miembros de la banda, su excelente interpretación que llega directo a la mente y su tremenda experimentación que representó tanto la llegada de una nueva era tecnológica, como la cimentación de nuevas aperturas para incluir en el Rock.
Muchas gracias por leernos, en The Rock Review continuaremos siempre reseñando lo mejor del Rock para recordar y promover lo mejor del género para todos los fanáticos más fieles del mundo. Nosotros mismos decimos “¡Feliz primer aniversario, The Rock Review!”