
Mucho se habla de los orígenes del Heavy Metal, citando a bandas como Black Sabbath, Deep Purple y los hoy comentados Judas Priest, quienes para 1977 lanzarían su segundo álbum de estudio “Sin After Sin”, un trabajo que claramente contenía grandes tintes de lo que hoy conocemos como “Metal”, en mucho por la velocidad y técnica de doble bombo ejecutada por el baterista Simon Phillips, músico de estudio que entraba a Judas Priest con tan solo 19 años de edad, y que también años después colaboraría con bandas como Toto, The Who, Mick Jagger, entre otros.
Y a pesar de que el género ya estaba bastante trabajado principalmente por la oscuridad de Black Sabbath, este trabajo representa oficialmente el inicio Heavy Metalero de Judas Priest en toda su discografía, quienes en sus dos álbumes anteriores “Rocka Rolla” (1974) y “Sad Wings Of Destiny” (1976), predominaban los tintes Hard Rock.
¿Qué podemos escuchar?
Podemos escuchar el sonido de Judas Priest más pesado para ese momento, pero con una producción muy a lo Hard Rock comandada por el bajista Roger Glover de Deep Purple. Las tres primeras canciones del álbum “Sinner”, “Diamonds and Rust” y “Starbreaker” gritan a cuatro vientos que el Heavy Metal está presente, con una rigidez muy especial en su sonido decorado por los arreglos irreverentes de K.K. Downing y Glenn Tipton en las guitarras; inclusive cuando la banda llega a tocar estas canciones en vivo en años recientes, se escuchan mucho más pesadas debido a que la producción musical de los años 70′ no era suficiente para ellos, es aquí cuando decimos que ellos estuvieron “Adelantados a su época”.
Sin embargo las raíces del Hard Rock también están presentes, a tal grado de que el disco contiene dos baladas muy del género: “Last Rose of Summer” y “Here Comes The Tears”, con una magnífica interpretación de Rob Halford en la voz, quien a decir verdad a la fecha sigue conservando su timbre a pesar de su avanzada edad, asimismo, Ian Hill comanda y da peso a estos temas con un conservador pero presente tono en el bajo. Estas dos baladas presentan un mensaje contundente con emociones a flor de piel, hablando de temas importantes como el medio ambiente, la depresión, entre muchos otros.

Sin After Sin, 8 canciones absolutamente gloriosas
La duración y el balance del disco es sumamente perfecto, ya que en 40 minutos mantienen al escucha entretenido y curioso de lo que sigue. La producción de Roger Glover se escucha presente en “Let Us Pray/Call for the Priest”, donde en el intro de la canción apreciamos unas guitarras en armonía muy al estilo Queen, así como también en el solo principal de la canción, algo que no le volveríamos a escuchar a Judas Priest de esta forma tan explícita.
“Raw Deal” por su parte ofrece una canción misteriosa con un muy interesante whammy en las guitarras, cuya técnica sería después muy usada en el Thrash Metal. Hablando en particular de esta canción, podemos notar que la letra nos habla de un encuentro homosexual de Rob Halford en un bar, quien en ese entonces no había hablado nada acerca de sus preferencias, ¡Bien por él! Dejando una huella especial en el mundo del Metal, cuyos valores principales son la libertad, el respeto y el luchar por un ideal.

El potente cierre de Sin After Sin
“Sin After Sin” cierra con un fabuloso tema, declarado 100% Heavy Metal y que sería influencia de un sin fin de bandas veloces, conocidas como “Speed Metal”, entre ellas los mismos Slayer, quienes le hicieron un cover a la canción para su álbum “South Of Heaven” (1988), sí, hablamos de “Dissident Agressor”. En este tema escuchamos una ejecución icónica en la batería de Simon Phillips con uno de los primeros fills basados en el doble bombo, abriendo el panorama musical en el género para uno de los ritmos que quedarían marcados para siempre como insignia del Metal.
Este es un tremendo álbum lleno de historia, un parteaguas musical que serviría como ancla para absolutamente todas las bandas que llegarían años después.
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