Hablar de Cynic es hablar de arte, de un extenso conocimiento musical que no cualquiera es capaz de interpretar. Prácticamente todos los trabajos de su discografía son excelentes, donde los liderados por Paul Masvidal (Guitarra y Voz, ex. Death) realizan una serie de fusiones entre el metal y el jazz muy interesantes, por mencionar dos géneros predominantes.
Una banda que no fue comprendida en su debut en 1993 con “Focus”, un sonido que prácticamente nadie tenía, muy adelantado a su época, que como consecuencia el público no comprendió, y por ende, regresaron hasta 2008 con “Traced In Air”, nuevamente con un sonido muy propositivo, pero en esta ocasión debido a la época, fue mucho mejor recibido.
Cynic es responsable de proponer un nuevo sonido técnico al metal, específicamente a la ola de metal del 2010 en adelante, en géneros como por ejemplo el Djent, entre otros sonidos progresivos. Realmente unos monstruos.
¿Qué podemos escuchar?
Sin duda el álbum más accesible de Cynic, un sonido suave pero lleno de tecnicismos donde cada uno de los instrumentos destacan: Las guitarras de Paul Masvidal con acordes y arpegios llenos de belleza y progresiones poco comunes, sin llegar al exceso de ser rebuscadas, la batería del lamentablemente ya fallecido Sean Reinert (También ex- Death) con una increíble afinación de su kit donde los toms se escuchan en su punto, además de los complejos arreglos de jazz que otorgan una base rítmica muy variada a las canciones, y por último Sean Malone con su Fretless Bass que le da una sensación de presencia muy especial al bajo, saliendo de lo convencional para ofrecer un toque muy elegante.
Para los conocedores, tal vez “Kindly Bent to Free Us” es el peor álbum de Cynic, y para sorpresa, a pesar de esto es buenísimo, pues su nivel de composición es algo a admirar, pues predominan los toques de rock progresivo, suavizado por medio de la voz de Paul Masvidal, quien a través de los años fue mejorando su técnica vocal, dirigiéndose hacia un sonido muy amigable derivado de géneros como el rock alternativo.
El álbum te sumerge por medio de texturas llenas de detalles como por ejemplo el intro y los versos de “Holly Fallout”, la definición perfecta de “La calma antes de la tormenta”.
Una producción finamente trabajada
La producción musical y la ingeniería detrás de “Kindly Bent to Free Us” es algo que lo hace sumamente rico de escuchar, pues cada instrumento está perfectamente bien trabajado y seguramente fue menos difícil de trabajar con la banda, pues su ejecución es sumamente profesional. Cada platillo, cada arreglo de bajo y cada tono propuesto en la guitarra es muy disfrutable, del mismo modo la mezcla del álbum es entretenida, pues mantiene activo al cerebro del escucha trabajando de forma diferente cada una de las canciones, agregando efectos (sobre todo en las partes ambientales) para lograr transmitir correctamente la complejidad del álbum.
Es una constante la oscuridad en el álbum, muy al estilo de Tool, una oscuridad que no es penetrante, sino más bien atmosférica, misma que logra sumergir al usuario en un mar de emociones, transmitidas mayormente por las guitarras a través de sus arreglos con una clara influencia del Jazz, pero que puede tornar a un sorpresivo tono agresivo como en “Infinite Shapes”, dando dinámicas variadas al trabajo.
Cynic = Futuro
Todo se resume a un sonido futurístico, de mucha propuesta, así como en 1993 que sonaban adelantados, hoy en día lo siguen haciendo. Si pudiéramos definir el sonido de “Kindly Bent to Free Us” sería elegante y matemático, un trabajo que hay que escuchar con mucha atención, en un momento de relajación (antes de dormir como lo hacemos nosotros es una excelente idea) para que la experiencia sea mucho más immersiva.
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