Para 1988 Bon Jovi era una de las bandas más exitosas del Glam Rock, género proveniente de Los Ángeles que poco a poco fue desapareciendo y modificándose hacia un sonido más duro, cosa que intentó la banda en New Jersey. Bon Jovi llegaba para este año siendo una de las bandas más respetadas y también más adineradas la escena, pues su pasado álbum “Slippery When Wet” fue todo un éxito con canciones como “Livin’ On A Prayer” o “You Give Love a Bad Name”.
La banda era una máquina comercial y su manejo lo sabía, inclusive era tal la urgencia que este disco saliera, que Richie Sambora (Guitarrista) llegó a comentar que no tuvo el suficiente tiempo para grabar sus solos. A pesar de esto, New Jersey como se esperaba logró un gran éxito comercial, siendo el segundo álbum más vendido de la banda, después del compilado “Cross Road”.
¿Qué podemos escuchar?
Un álbum icónico del llamado “Rock de Estadio”, que no es más que el Rock más popular de los años 80′. Líneas totalmente memorables que combinan el pop con el rock, acompañadas de un excelente nivel de ejecución. Sin duda la magia de Bon Jovi radica en las vocales de Jon Bon Jovi, quien para 1988 era sumamente comparado con Bruce Springsteen.
New Jersey se enfocó tanto en las líricas y las melodías vocales, que contó con la participación de Desmond Child, productor y escritor que ha colaborado con bandas del calibre de Kiss, Aerosmith, Cher, Alice Cooper, entre otros, dando origen al hit mundial “Bad Medicine”. El álbum estuvo planeado para estar plagado de sencillos memorables, entre ellos la balada “I’ll Be There For You”, donde escuchamos excelentes coros de parte de Richie Sambora.
Además de las líneas vocales características de Jon Bon Jovi, el álbum funciona debido a lo “Grande” que se escucha, tal cual lo estuvieras escuchando en un estadio, con una multitud coreando sus reconocibles líneas, acercando a las masas a disfrutar de un Rock/Pop muy ligero, suave y melodioso, aquí radica el éxito de la banda, sumado al excelente nivel de cada uno de sus músicos.
Un rock suave para el disfrute de todos
El álbum maneja muy bien las dinámicas, y eso lo hace muy divertido de escuchar, pues tenemos pasajes muy tranquilos y minimalistas que posteriormente explotan de forma muy armónica, tal cual se puede apreciar en “Blood On Blood”. Los sintetizadores y teclados lucen mucho en cada una de las piezas, dándole un toque distintivo a la banda que ninguno de los mayores exponentes del género tenía, como por ejemplo Poison, Mötley Crüe o los mismos Aerosmith, formando parte del sonido característico de Bon Jovi.
Entre las canciones más “pesadas” podemos escuchar “Homebound Train”, que pasa por divertidos riffs de guitarra y ritmos con mucho groove en la batería, suavizados por una capa de pads en los sintetizadores que hacen que escuchemos un sonido más homogéneo. En cuanto al bajo creemos que le falta protagonismo en todo el trabajo, sin embargo, cumple bien otorgando poder a la base rítmica.
La batería está grabada y producida muy al estilo de Bob Rock, con una tarola muy grande, y un bombo siempre presente, donde si cierras los ojos podrías ver un kit de grandes dimensiones: Toms grandes, platillos por doquier, y un doble bombo con un parche muy bien afinado.
¡La imagen fue parte de su éxito!
Sin duda, además de sus sencillos increíblemente pensados, parte del éxito de este álbum fue la imagen de los miembros de la banda, en específico “Jon Bon Jovi”, quien era el estereotipo típico del Rockstar que atraía a todas las chicas ochenteras, además de esto, los temas de los que hablaba la banda eran muy del gusto femenino, como por ejemplo la exitosa balada “I’ll Be There For You”, digna para dedicar a la persona de tus sueños.
Su suavidad y su facilidad para escuchar lo convirtió en todo un clásico, mismo que dio origen a varios himnos del Rock de estadio. Bon Jovi tuvo la visión de dirigir su música hacia lo comercial, sin perder la calidad, y lo reafirman en New Jersey.
¿Y a ti qué te parece este clásico? ¡Déjanos tus comentarios!