Annihilator, una banda con pocos reflectores y una carrera indiscutiblemente llena de éxitos, por supuesto con altibajos, pero en su mayoría con una constante demostración de cómo hacer Thrash Metal de calidad. Los canadienses liderados por el guitarrista (y a veces vocalista) Jeff Waters brillaron desde 1989 con su impactante álbum debut Alice In Hell, mismo que puso a temblar a bandas como Metallica o Anthrax, hasta 1994 con su disco King Of The Kill, mismo que expresaba un Metal más “práctico”, desde ese entonces su popularidad se ha mantenido discreta, con una secta de fans pequeña pero muy leal.
En el 2010 la banda lanzaba su treceavo álbum de estudio llamado “Annihilator”, su disco homónimo que propuso una declaración de principios a la carrera de la agrupación, haciéndolo honor a su trayectoria y hasta demostrando que a pesar de haber grabado el álbum únicamente con tres músicos (Jeff Waters en guitarra y bajo, Dave Padden en guitarra y voz, y Ryan Ahoff en la batería), pudieron sonar hasta mejor que muchas de las bandas comerciales del género.
¿Qué podemos escuchar?
Un disco sin rodeos, Thrash Metal de alto calibre. Un sonido moderno, preciso, pesado y contundente, enfocado en volar la cabeza del escucha, sin afán de proponer nada nuevo, mas que un sonido contemporáneo. Escuchamos una influencia de Megadeth en el intro “The Trend”, un pasaje melódico que abre la curiosidad de saber qué más nos avecina, sonando a metal moderno y poniendo en alto a una producción que le haría justicia a todo el trabajo, a cargo del mismo Jeff Waters, la mente maestra de la banda.
La invitación al mosh pit no falta por medio de canciones que poseen plumilleos rápidos muy al estilo de bandas como Exodus o Metallica en sus inicios, como se puede escuchar en temas como “Ambush”. “Annihilator” es un trabajo enfocado más en el groove que en los aspectos técnicos que los hicieron famosos en sus inicios, este disco invita a sentir el poder de la banda sin pretenciones.
Sin temor a equivocarnos escuchamos el mejor trabajo de Dave Padden a cargo de la voz de Annihilator, quien años después se retiraría del grupo debido a las cansadas giras, encontrándose actualmente viviendo en Canadá y tocando en lugares como The Roxy en Vancouver. En este trabajo le escuchamos a Padden una voz potente que llega a convertirse en gutural en canciones como “Betrayed” o “25 seconds”.
El legado de Jeff Waters en Annihilator
Si eres guitarrista seguramente te va a gustar este disco, pues escuchamos a un Jeff Waters enfurecido a punto de encender su guitarra con solos veloces a lo largo de todo el trabajo, luciendo su técnica en todo su esplendor como en el intro de “The Other Side” o “Death In Your Eyes”, reflejando una clara influencia de grandes guitarristas de Rock como Eddie Van Halen, a quien rinden honores con el cover Romeo Delight de Van Halen, canción con la que cierran el trabajo con una versión muy al estilo de Annihilator en este trabajo, proporcionando homogeneidad.
Y es Jeff Waters quien se encarga una vez más del bajo, siempre presente con una ecualización que realza los agudos además de dar fuerza, se aprecia muy bien en canciones como “Nowhere to Go” o “25 seconds”, esta última nuestra menos favorita por la innecesaria longitud del pasaje de bajo solo.
En “Annihilator” no todo es brutalidad, el disco cuenta también con pasajes melódicos que le dan un respiro refrescante al trabajo y añadiendo un toque memorable a los coros como en “The Other Side”, canción donde destacamos los blast beats en la batería de Ryan Ahoff, ritmo característico del Death Metal que complementa muy bien al Thrash Metal cuando requiere un toque extra de brutalidad.
La perserverancia de Annihilator
Este disco suena a perseverancia, a hacer música por amor al arte sin importar que las masas aprueben o declinen. Jeff Waters siempre ha hecho música con amor llena de calidad; sin importar los tropiezos que ha tenido en discos como “Remains” o “Walking The Fury”, calificamos a Annihilator como una banda auténtica que nunca se ha detenido, siendo su álbum homónimo la coronación a sus años de esfuerzo y brutalidad.
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